Dios pone a prueba a los que son suyos

Una lección importante que podemos aprender al convertirnos en discípulos es comprender cómo Dios nos moldea, nos forma y nos entrena para ser todo lo que Él quiere que seamos. En las Escrituras se revela claramente que Dios permite, y a veces inicia, tiempos de prueba para descubrir deficiencias en nuestro carácter. Nuestro Padre es el Jardinero que poda la madera muerta de los hábitos carnales en nuestras vidas para que surja nueva vida y fruto (Juan 15:2). Sin embargo, no todos los contratiempos de la vida son obra de Dios. A menudo se culpa al Señor de los terremotos, tornados y otras dificultades a las que se enfrenta la humanidad. Algunos acontecimientos son tragedias naturales, mientras que otros surgen de elecciones y decisiones personales tomadas por cada nación o cultura. Además, algunas situaciones son ataques del enemigo para mantenernos complacientes e impedir que nos convirtamos en una amenaza para este sistema mundial malvado. No podemos explicar todas las cosas de este lado del cielo, pero examinemos algunos de esos aspectos que Dios permite para ponernos a prueba:

1. Cuida de cumplir todos los mandamientos que te doy hoy, para que vivas y te multipliques, y entres y tomes posesión de la tierra que el Señor juró a tus antepasados. 2. Recuerda cómo el Señor tu Dios te guió durante todo el camino por el desierto estos cuarenta años, para humillarte y ponerte a prueba para saber lo que había en tu corazón, si ibas a cumplir o no sus mandamientos. 3. Os humilló, haciéndoos pasar hambre y luego alimentándoos con maná, que ni vosotros ni vuestros antepasados habían conocido, para enseñaros que no sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca del Señor (Deuteronomio 8:1-3, énfasis añadido).

Lo primero que notamos en este pasaje es que Dios condujo a los israelitas al desierto, un lugar de aridez y sequedad. ¿Has estado experimentando una temporada de sequía en tu vida? Entonces tal vez esta meditación sea para ti. La prueba (v. 2) tenía como objetivo que los israelitas entendieran que, aunque habían sido liberados de la esclavitud y la servidumbre de Egipto, los caminos de Egipto permanecían en sus corazones. Los efectos de la esclavitud continuaron dominándolos. Es similar para el creyente en Cristo; aunque hemos sido liberados de la esclavitud del pecado de Satanás, nuestros hábitos pecaminosos aún pueden gobernarnos. El Señor debe despertarnos espiritualmente, permitiéndonos vernos a nosotros mismos como Dios nos ve, verdaderamente libres de la esclavitud del pecado. 

Como creyentes en Cristo, ya no estamos obligados a pecar habitualmente a través de nuestros labios y acciones. Para caminar en victoria en nuestra vida de pensamiento, necesitamos el alimento espiritual de la Palabra de Dios para fomentar nuestro crecimiento y vitalidad espirituales. Dios permite que las pruebas nos despierten a nuestra completa dependencia de Él, el Jardinero de nuestras vidas. Permite que las dificultades lleven a las personas a preguntarse dónde pasarán la eternidad. 

Jesús es la Vid a la que debemos estar conectados espiritualmente; nosotros somos las ramas que dan fruto, y el Padre es el Jardinero (Juan 15). La única manera en que el pueblo de Dios puede producir el fruto de un carácter transformado es teniendo la vida de Cristo en nosotros, fluyendo a través de nosotros. La Iglesia no es una organización, sino un organismo; los creyentes están orgánicamente conectados a Jesús, la Vid, y la fuente de la vida. No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. ¿Cuánto valora la verdad de la Palabra de Dios en su vida? Keith Thomas

¿Alguna vez has entregado tu vida a Cristo? ¿Qué significa ser cristiano? Los siguientes enlaces a estudios le ayudarán: https://www.groupbiblestudy.com/spanish

Enseñanzas en vídeo de YouTube con subtítulos en español en: https://www.youtube.com/@keiththomas7/videos