En nuestras meditaciones diarias durante el próximo mes, exploraremos el tema de la Segunda Venida de Cristo. Jesús habló extensamente acerca de los eventos que conducirían a Su glorioso regreso. Una de las cosas que Él mencionó fue que habría una división dentro de las familias y un fuego que ocurriría:
49 «He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cómo quisiera que ya estuviera encendido! 50Pero tengo que pasar por un bautismo, y ¡cuán angustiado estoy hasta que se complete! 51¿Creéis que he venido a traer la paz a la tierra? No, os digo, sino división. 52Desde ahora habrá en una familia cinco divididos unos contra otros, tres contra dos y dos contra tres. 53Serán divididos, padre contra hijo e hijo contra padre, madre contra hija e hija contra madre, suegra contra nuera y nuera contra suegra» (Lucas 12:49-53).
Este escritor cree que la división a la que se hace referencia en el pasaje bíblico anterior predice un tiempo en el que las familias se dividirán por sus diferencias en política o por sus respuestas a la última crisis sanitaria. Alternativamente, puede significar discordia dentro de la familia con respecto a las creencias sobre la Segunda Venida de Cristo o incluso la identidad del verdadero Mesías. En otro pasaje, el Libro del Apocalipsis describe un tiempo en el que surgirá la división cuando muchos acepten la Marca de la Bestia. Algunos se alinearán con el gobierno del mundo bajo el Anticristo, mientras que otros opondrán resistencia (Apocalipsis 13:16-17).
En cuanto a que Jesús traerá fuego a la tierra (v. 49), algunos interpretan que Cristo se refiere al Espíritu Santo, que apareció el Día de Pentecostés en forma de lenguas de fuego que se posaban sobre las cabezas de los creyentes (Hechos 2:3). Sin embargo, no creo que esa sea la interpretación más plausible. Este escritor sugiere que nuestro Señor Jesús anhela el momento en que concluya el fuego y el juicio sobre la maldad de este mundo, allanando el camino para que prevalezcan la rectitud y la justicia.
Mucha gente percibe a Jesús como manso, suave, amoroso, amable y compasivo con todos, creyendo que no haría daño ni a una mosca. Sin embargo, las Escrituras también afirman que «nuestro Dios es fuego consumidor» (Hebreos 12:29). Al pensar en Jesús, muchos se imaginan primero su nacimiento en un establo o, tal vez, su muerte en la cruz por los pecados del mundo. A muchos les cuesta conciliar la imagen del Señor Jesús usando un látigo, volcando mesas y mostrando ira contra la corrupción y la injusticia. El concepto de un Salvador enojado no resuena en muchas mentes.
Se acerca el momento en que el Señor vendrá por su pueblo y, simultáneamente, traerá el fuego de su juicio y justicia a la Tierra. El Apóstol Pedro escribe sobre este tiempo cuando habla de lo que sucederá en el Día del Señor:
El día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas (2 Pedro 3:10 RVR; énfasis añadido).
El Señor Jesús anhela a Su novia; por lo tanto, desea que el fuego se encienda pronto. Las malas acciones serán corregidas. Dios ya no tolerará el pecado y la injusticia. La vindicación que muchos han anhelado llegará finalmente.
«Y traeré la tercera parte a través del fuego, los refinaré como se refina la plata, y los probaré como se prueba el oro. Invocarán mi nombre, y yo les responderé; diré: 'Pueblo mío son', y ellos dirán: 'Yahveh es mi Dios'» (Zacarías 13:9).
Finalmente, estaremos en casa con el Señor. «Los que miran a Él están radiantes, y sus rostros nunca serán avergonzados» (Salmo 34:5). Anhelo ese día, y espero que tú también. Keith Thomas.
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